El ritmo del día a día, la vida en la ciudad y la conciliación entre vida laboral y la familia hace, en ocasiones, que mantengamos hábitos de entrenamiento monótonos y poco satisfactorios, pudiendo perder la motivación por hacer deporte o peor aun, perdiéndonos todos beneficios que nos aporta movernos en el medio natural.
Algo tan simple como cambiar la bicicleta estática o esa interminable cinta de correr por un parque, es el primer paso hacia multitud de nuevas sensaciones, todas ellas se encuentran en la naturaleza. Desde sentir el aire en la cara o escuchar solo el sonido de los arboles, pequeñas cosas que añaden un plus de satisfacción a tu entrenamiento y puede ser un factor muy positivo para hacerte seguir y mejorar.
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